Una transacción en mercado pago y un dirección en you tube me aseguró ver el recital de los 22 años de la banda de Roca Canabislito Funk. Unos minutos antes de las 20 hs. estaba sentado frente a la pantalla de la computadora que tenía una imagen congelada de los canabilisto y un conteo que anunciaba el tiempo restante para que iniciará el recital. Sobre el costado de la pantalla, había un chat donde ya se comenzaban a colar los primeros comentarios y los gif de todo tipo.
A las 20 exactas comenzó un conteo con números en color hasta que finalmente aparecieron los tres: Gustavo Gianini, Martín Zarraga y Guillermo Ochonga. La imagen los mostraba en una amplia habitación, con sus instrumentos y a una distancia "socialmente" aceptable, como lo marcan los tiempos de COVID 19.
Después de un par de temas, Gustavo tomó el micrófono y agradeció a los internautas que estaban del otro lado. Sentado en una silla, frente a la computadora, era difícil reprimir los aplausos y hacia un esfuerzo para traducirlo en palabras o dibujitos en el Chat. Se escucharon clásicos de la banda que mixtura jazz y rock como "las propiedades curativas del aloe de Vera" o "Piazzola". La banda sonó mucho mejor de lo que la recordaba.
Creo que a todos se nos vino a la cabeza las salidas a los bares y las juntadas con amigos. En contraste, estaba solo en una habitación, mirando la pantalla de la pc y con mi gata que daban vueltas sobre el escritorio. El concierto duro exactamente una hora y tuvo un cierre con el sorteo para los cerca de 80 personas que seguimos en recital on line.
Cuando el vivo terminó y apareció la pantalla en negro caí en la cuenta que este virus que nos sobrevuela, sin o con vacuna, con cuarenta fase 1, 2, 3, 4 o 5, nos dio vuelta la vida y nos obligó a atesorar esos momentos donde sentir el calor de un recital, el olor a pucho y el ruido de vasos era una postal clásica de los recitales de Canabislito Funk.
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